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El ejemplo para desmentir que existe una nueva AFA

En los meses más recientes, y pese a las promesas de renovación y transparencia de Tapia, los viejos y malos hábitos tienen nombre propio: Deportivo Riestra.

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El ejemplo para desmentir que existe una nueva AFA
Leonardo Rubilar ChandíaEFE

La AFA arrastra un larguísimo prontuario de decisiones dudosas, contradictorias, arbitrarias. Una estela de barbaridades que comenzó muchísimo antes de los tiempos de Julio Grondona y cuyo punto de partida habría que buscarlo en los años 30 y 40. Pero en los meses más recientes, y pese a las promesas de renovación y transparencia de la administración liderada por Claudio Chiqui Tapia, los viejos y malos hábitos tienen nombre propio: Deportivo Riestra.

El equipo de Villa Soldati, gerenciado de manera más o menos encubierta por el abogado Víctor Stinfale, lo cual ya es una primera irregularidad, protagonizó ayer un nuevo episodio en su larga carrera para ganarse la enemistad de todo el resto del fútbol argentino. Derrotó 1-0 a Aldosivi de Mar del Plata por la penúltima fecha de la B Nacional en un partido plagado de polémicas y hasta alguna trompada suelta entre los propios jugadores. La victoria no debería servirle para salvar la categoría al conjunto del cual Diego Maradona es “director técnico emérito”, pero con Stinfale detrás todo es posible, o lo ha sido hasta ahora.

El letrado que en su día defendió a los capos de las barras de Boca y River (El Abuelo y uno de los hermanos Schenkler, respectivamente), a Carlos Telleldín, el ex policía implicado en el caso de la AMIA, y conoció la prisión por su responsabilidad en la organización de Time Warp, la fiesta electrónica que acabó en tragedia, se maneja como nadie en la turbiedad, y así se presenta la definición de la segunda categoría del fútbol argentino.

Riestra tiene en la actualidad 22 puntos en la tabla y de esa manera está matemáticamente descendido a la B Metropolitana, pero nada es del todo claro en torno a la entidad. Los de Soldati están purgando una sanción de 10 unidades que la AFA le aplicó como consecuencia de los incidentes ocurridos durante la final del ascenso de la temporada pasada (en principio había sido 20, pero Stinfale y su socio Matías Morla, abogado de Maradona, lograron que el Tribunal de Disciplina la redujera a la mitad en diciembre), pero sostiene una dura lucha para que se revea la medida. Si así fuese se iría a 32, con lo que podría discutir un puesto en el octogonal del que saldrá el segundo ascenso a Primera en la última jornada.

El juicio por esos 10 puntos llegó hasta el TAS, y ayer mismo por la mañana hubo una reunión entre las partes de la que debería surgir el fallo definitivo. En teoría, dentro de 60 o 90 días, pero en Riestra estiman que puede ser antes y quieren acelerarlo para no perder la opción de subir una cuarta categoría en otros tantos años.

Para ello, Stinfale y Morla juegan todas las cartas del mazo que tienen a mano. Por un lado, esperan la decisión de la AFA respecto al partido Colón-Vélez, suspendido por lanzamiento de proyectiles de la hinchada sabalera, porque si no sancionan a los santafesinos podrían alegar “trato desigual”. Por otro, apuran al TAS. Y mientras tanto, suman triunfos discutidos que estiran las sospechas sobre sus métodos de actuación. Así fueron los 1-0 obtenidos en las últimas jornadas ante Independiente Rivadavia de Mendoza, Ferro o el de la víspera ante Aldosivi, en los que los arbitrajes le resultaron siempre favorables a los de Soldati. Roberto Brum, jugador del equipo marplatense, fue el que habló más claro al respecto: “En este país hay corrupción a niveles más altos, mirá que no va a haberla en un partido de fútbol”, dijo una vez terminado el partido.

La semana promete ser tensa en los pasillos, y habrá que observar con una lupa de gran aumento el duelo All Boys-Riestra de la última fecha, partido que los de Floresta necesitan ganar para evitar el descenso.

El pensamiento generalizado es que nada de lo que pueda ocurrir será bueno para el fútbol. Que se haya llegado a esa instancia demuestra que las intenciones de una AFA renovada y transparente por ahora siguen siendo solo buenas palabras.