Un Independiente avasallante en el segundo tiempo, cuando virtualmente "pasó por encima" a Rosario Central, debió conformarse finalmente con un empate 1-1 por impericia para convertir en algunos casos, la notable tarea del arquero visitante Jeremías Ledesma en otros, y la fortuna con forma de postes que jugó para los "canallas" en esos segundos 45 minutos de este partido que completó la undécima fecha de la Superliga.
En el Libertadores de América se vivió un miércoles de fiesta desde mucho antes de comenzar el partido , primero porque los hinchas por fin pudieron festejar "con todo" la conquista de la Copa Sudamericana, y después para conmemorar los 40 años de aquella gesta histórica del 25 de enero de 1978, cuando con ocho jugadores conquistó el Campeonato nacional 1977 al empatar 2-2 la segunda final con Talleres, en Córdoba.
Las presencias en el campo de Ricardo Bochini, autor del gol del campeonato, que justamente mañana cumplirá 64 años, así como su "socio" Daniel Bertoni y algunas otras figuras consulares de aquel conjunto dirigido por el fallecido José Omar Pastoriza, hicieron renacer los "duendes" coperos sobre el césped del club de Avellaneda, impulsados en gran medida por su entrenador-hincha, Ariel Holan.
Sin embargo durante el primer tiempo ese entusiasmo no se tradujo en lo realizado por el "rojo" en el campo de juego , ya la defensa extrañó al capitán Nicolás Tagliafico, que debutó con gran suceso en el Ajax, de Holanda, y también al juvenil Alan Franco, lesionado, en el centro de la zaga.
Además en ese hábitat defensivo Nicolás Figal paga todavía los siete meses sin competencia por la suspensión por dóping, mientras que los zurdos Fernando Amorebieta y Gastón Silva están adaptándose a jugar en sintonía después de su primera pretemporada juntos.
Claro que cualquier tipo de falencia la suple este Independiente de Holan con una premisa innegociable: la intensidad. Y eso lo valora el hincha tanto como el buen fútbol, ausente en esa primera mitad pese a los esfuerzos de Maximiliano Meza, Leandro Fernández y Nicolás Domingo, a los que siempre trató de acoplarse Emmanuel Gigliotti.
Y como Rosario Central no llegó a Avellaneda con la intención de especular, entonces el partido se jugó en ambas áreas, y en una tercera, "la de arriba" , esa en la que Independiente tiene dificultades, el que ganó fue el visitante, especialmente porque Fernando Zampedri es un especialista y cuando tiene un hueco para cabecear, como ocurrió con un centro frontal a los 34 minutos, no suele perdonar. Por eso el "canalla" se fue a los vestuarios ganando 1 a 0.
Pero en la segunda parte se jugó otro partido, porque Holan decidió armar un sistema 3-3-1-3 sacando a Amorebieta para que debute Emanuel Brítez, que actuó como si hiciera mucho tiempo que tuviera sobre su pecho la camiseta roja y no la de Unión, que es de donde proviene, y agregando casi sobre el cuarto de hora a un Martín Benítez para el que estar casi una hora en el banco pareció demasiado tiempo.
Pero la cuestión fue que con esos cambios Independiente ganó ritmo, se afirmó en el retroceso y se convirtió en una aplanadora en ofensiva, creando situaciones "de todos los colores" ante el arco defendido por un inconmensurable Jeremías Ledesma, que a los 24 años tuvo una noche consagratoria en Avellaneda con atajadas clave que sostuvieron a un equipo auriazul que tambaleaba al borde del nocaut.
Es que virtualmente no lo dejó respirar Independiente a los de Leonardo Fernández, al punto que de tanto desbordarlo llegó a la paridad con una gran jugada colectiva por derecha que Gigliotti definió pisando el área chica acompañado de la fortuna, ya que el balón dio en el travesaño y en la espalda de Ledesma antes de ingresar.
Con el acicate de esta conquista el "aluvión rojo" generó una euforia que transmitida por los jugadores hacia afuera, hizo del Libertadores de América una auténtica caldera de emociones que se traducían en juego colectivo, manejo preciso, profundidad, verticalismo por momentos, tiros en los palos (tres) y atajadas de Ledesma (muchas más), además de alguna que otra pifia por el deseo de convertir que nublaba la razón de algunos futbolistas locales.
Independiente no consumió sus energías, sino que las desparramó por la cancha hasta el final, un epílogo en el que de tanto ir casi lo pierde, porque Central disfrutó de dos ocasiones inmejorables en los pies de Germán Herrera y Federico Carrizo que hubieran llenado de injusticia la noche de Avellaneda.
Y fue empate nomás, con el hincha de Independiente aplaudiendo a rabiar a sus jugadores al grito de "dale campeón", aunque el puntero de la Superliga, Boca Juniors , le lleve 8 puntos con un partido menos. Pero si mantiene este nivel futbolístico, y aunque también se haya ido Ezequiel Barco", "con algún refuerzo más" como reclamó Holan al final del encuentro, el "rojo" podrá dar pelea quizá en el terreno que su historia más lo demanda: la Libertadores. Porque no por nada sigue siendo el "Rey de Copas".