El Atleti se duerme y lo paga
Un gol de Sergio García en el 88' premió al mejor. El Atlético, casi inexistente en ataque. Gameiro falló la ocasión del partido. Primera derrota en Liga de los de Simeone.
Salió el Atleti a la caza del líder y regresó sin récord fuera de casa. No completó eso del año sin perder fuera de casa. Se lo arrebató el Espanyol. Un Espanyol que salió a asfixiar con un movimiento de pizarra de Quique: Baptistao a la izquierda y Darder, a la derecha. Salvo una ocasión cocinaba por Torres (perfecto control) que Griezmann no alcanzó a rematar en el segundo palo, el ataque rojiblanco era el nadaísmo. Nada por aquí, nada por allá. Nada de nada.
El Espanyol, en las botas de Aarón, electricidad pura, lograba su objetivo: arrinconar al Atleti. Porque Thomas a veces pierde balones tontos, porque Griezmann estuvo siempre muy solo y porque Filipe tuvo un segundo de pájara casi mortal: robo del Espanyol, pase de Sergio García, y Baptistao, solo, intentó una vaselina que, inexplicablemente, voló fuera. Siempre podrá decir que Oblak se la desvió con los ojos. Otra explicación no hay.
El partido ya rascaba. Rascar a juego con la noche fría, a juego con el fútbol. Grizi trató de animarlo, disfrazándose de penalti antes del descanso. Pero no picó el árbitro y Simeone se fue con negar de cabeza. Lo que veía era un horror. De pesadilla se le pintaría a Baptistao al regresar de la caseta, al finalizar una contra con otro extraño caso de error absurdo: lo convirtió en piedra.
Sólo las arrancadas de Gerard le ponía sal a un partido anodino a las botas y los ojos.
Simeone tiraba de banquillo y Gameiro, en el último partido sin Costa, demostraba por qué se echa tanto de menos: envió a las manos de Pau, manso, un balón de Griezmann de gol. Y, mientras, Gerard y Sergio García seguían trando de colarse en cada grieta, imprecisión rojiblanca, Simeone dudaba si usar a Augusto o a Carrasco como última carta. Quique tiraría de Granero. Y en el primer balón que tocó El Pirata mató al Atleti con arma cholista. Recogió un balón de Piatti y miró a Sergio García, en el segundo palo, gol. Cornellá explotaba. A las 23:31 del 22 de diciembre le tocaba su Gordo de Navidad. Para un rojiblanco, mientras, un consuelo: cuando vuelva el fútbol ya será 2018, ya estará Diego Costa.