MVP Harden (48+8) y el invicto Chris Paul pasan una prueba de fuego ante un Lillard de récord
Fuegos artificiales en Oregón. Duelo de tú a tú entre grandes estrellas de la liga que se llevó el mejor equipo de la competición (20-4).
Conferencia Oeste, cuatro de la mañana hora española y grandes estrellas frente a frente. El de ayer en Oregón fue uno de esos apasionantes duelos entre pistoleros que tantas madrugadas nos alegran. De tú a tú, los Blazers recibieron al mejor equipo de la NBA con las ideas claras y el objetivo marcado: dar un golpe en la mesa para escapar de la mala racha (tres derrotas consecutivas en casa). Y sin Nurkic sobre el parqué (tobillo), el destino quedaba en manos de los de siempre. Damian Lillard y CJ McCollum, dos anotadores incansables, favoritos del mundo del baloncesto, que siempre juegan en ese delgado filo entre el gravemente infravalorado y el que no termina de romper a ganar. Pero basta ya de presentaciones: cartas en la mesa y a jugar.
Sin trampa ni cartón, los Blazers salieron en sexta. Los triples volaban y los visitantes se veían superados con sus propias armas. Hasta el 4/4 se fue Lillard en solo unos minutos, pero cometió pronto su segunda falta y los Rockets no perdieron comba. Agazapados, cumpliendo a raja tabla el papel del que se sabe favorito. Aguantando como un equipo veterano.
Harden anotó sin parar desde el principio. Sumó 10 de los primeros 16 de su equipo y no pisó el freno en todo el partido (hasta los 48...). Sus unos contra uno destrozaron una y otra vez los cambios en los bloqueos de unos Blazers incapaces de reducir espacios para mandar ayudas sobre Harden o Chris Paul, que dieron un clinic de one-on-one basketball. La Barba machacó especialmente a Noah Vonleh y al final ambos abusaron del tobillo malo de Damian Lillard (jugó tocado el cuarto cuarto y los rivales no perdonaron su presencia en pista).
Los Blazers contaron con cinco triples de Aminu, los 28 habituales (e impresionantes) de McCollum, grandes minutos de un Mayers Leonard titular y destellos importantes de lo que podría llegar a ser el novato Zach Collins (número 10 del último draft: buenos pies, buena muñeca, buen instinto, envergadura...). ¡Y con nueve triples de Lillard! Igualó la mejor marca de la franquicia y consiguió el nuevo récord de la temporada NBA (nadie había superado los ocho aciertos). Hasta 18 triples anotaron sus Blazers (41 intentos, casi 44% de acierto), ritmo muy de Houston, pero ni con todo eso bastó para doblegar a los Rockets.
14 abajo en el último cuarto, entre Paul y Harden le dieron la vuelta al partido. 40 anotaron los visitantes en los últimos 12 minutos con una serie de auténticos locos: 15/18 en los tiros, +83% de acierto. Todo lo que no fueron ventajas claras en transición, unos contra uno de alguna de las dos superestrellas después de conseguir el cambio deseado en los bloqueos. Inteligentes, metódicos y mortales. Harden se fue imparable hasta los 48 con grandes porcentajes (16/29, tercera vez que iguala o supera esa cifra esta temporada) y Chris Paul añadió 26 más en solo 14 lanzamientos. El ex de los Clippers aún no sabe lo que es perder un partido con su nueva camiseta (10-0).
Prueba de fuego superada: noveno triunfo consecutivo, mejor récord de la NBA (20-4), mejor balance a domicilio (12-1) y de vuelta a casa para disputar allí los próximos siete partidos. Empiezan a dar verdadero miedo estos Rockets.