AVANCE
La NBA tiene el futuro asegurado. Lo sucedido hace unos minutos en el Staples Center de Los Ángeles es la mejor prueba de ello. Tuvimos remontada de los Lakers, victoria final de los Sixers (109-115), grandes actuaciones de Ben Simmons (18+9+10 y 5 robos), Brandon Ingram (26+11) y Kyle Kumza (24+7) pero, sobre todo, presenciamos uno de esos partidos que no se olvidan y del que seguiremos hablando cuando seamos mayores. Muy mayores. La culpa la tiene Joel Embiid, un pívot delicioso que se pasó en blanco sus dos primeros años en la NBA. Solo pudimos disfrutarle a lo largo de 31 partidos durante la pasada temporada, pero en esta parece que ha venido para quedarse. Ojalá así sea y las lesiones le respeten. Porque tener a alguien capaz de hacer 46 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias y 7 tapones es una bendición para el baloncesto.