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MÉXICO 3-1 EL SALVADOR

México hace honor a su condición de favorito al vencer a El Salvador

La selección nacional cumplió con el pronóstico de favorito y venció 3-1 a la Selecta en su debut en la Copa Oro.

San DiegoActualizado a
La selección nacional cumplió con el pronóstico de favorito y venció 3-1 a la Selecta en su debut en la Copa Oro.
MEXSPORT

La selección nacional de México cumplió con el pronóstico y venció a El Salvador 3-1 en el debut de ambos equipos en la Copa Oro 2017. Los goles de Hedgardo Marín, Elías Hernández y Orbelin Pineda fueron suficientes para neutralizar el empate de Nelson Bonilla, aunque el mayoritario respetable mexicano se quedó con la sensación de que el marcador podría haber sido más abultado.

El Tri dominó de principio a final. La superioridad se dejó notar desde la primera mitad ante unos salvadoreños voluntariosos y es que fueron los mexicanos quienes ofrecieron más chispazos de calidad. Hubo momentos en los que los “olés” salidos de las gargantas de los aficionados norteamericanos envolvieron el ambiente. No faltaron razones para tal piropo ibérico. Los jóvenes jugadores de la tricolor marcaron el ritmo con un juego versátil salido de la buena construcción defensiva.

La mira ofensiva elaborada por el sancionado entrenador Juan Carlos Osorio y sostenida por su homólogo en el banquillo Luis Pompilio Paez surtió efecto desde temprano. En el minuto nueve de partido la letal banda derecha de México dio su primer zarpazo. Una falta botada por Elías Hernández finalizó con un cabezazo certero de Hedgardo Martín. El de las Chivas de Guadalajara abrió la lata ante una defensa azulona que no no pudo más que sacar el esférico de la red. Pero hasta esa acción tan común en esto del fútbol, valió para imprimir una dosis de motivación imprevista.

Una jugada y un minuto después, el centroamericano, Nelson Bonilla, quedó solo ante Jesús Corona y le batió por bajo para poner las tablas. La minoría afición de La Selecta acabó devolviendo los alaridos en la jeta de los que 60 segundos antes hicieron temblar los cimientos del Qualcomm Stadium.

El Salvador lo intentó, pero su timidez sucumbió a la claridad de las ideas de los mexicanos. Si la diosa Fortuna hubiera movido un hilito más, un par de jugadas ofensivas de los pupilos del arrepentido Osorio hubieran acabado en gol. Finalmente esa ayuda llegó, y en el minuto 29 de la primera mitad, Elías Hernández remató con la diestra un centro de Jesús Gallardo imposible de atajar por el arquero, Benji Villalobos. El abusivo y a bocajarro lanzamiento fue la culminación de una jugada de libro del asistente del gol. El de las Pumas de la UNAM bailó al defensor antes de que México se pusiera por delante de nuevo. Ocupó una posición que no acostumbra en su club y demostró capacidad de sobra. Con el 2-1 y la sensación de que el marcador debía ser más amplio, el sol se retiró junto a los jugadores.

El segundo acto comenzó tal y como finalizó el primero. El Salvador fue un quiero y no puedo ante un México superior - sobre el papel y sobre el pasto - que clavó una daga más a sus rivales. A los 10 minutos del inicio de última mitad, Orbelin Pineda se encargó de activar de nuevo a su personal. Y lo hizo casi con el alma, porque su golpeo forzado con el que anotó el gol fue más certero que provocado. La salida en falso de Villalobos le costó un tercer jarro de agua fría a La Selecta, y la sensación de que su debut en la Copa Oro quedaría desteñido. No fue por sus infortunios por los que el portero se vio obligado a dejar el campo en el minuto 78 de juego, sino por una parada con el rostro que le dejó mermado.

La marcha de Villalobos no acabó con las salidas en falso. Su sustituto, Derbi Carrillo, casi recibe un gol en su primera intervención. Le tuvo que dar las gracias a uno de sus defensores por sacar el esférico sobre la línea de gol.

Por momentos, el juego físico incrementó los decibelios en la grada, hasta tal punto en que en el ecuador de la segunda parte se registró un enfrentamiento entre hinchas de ambos equipos. Miembros de seguridad de la organización se vieron obligados a intervenir mientras numerosos vasos llovían desde los estantes superiores. El percance y un partido que se desvanecía por momentos provocaron que muchos de los alrededor de 53 mil aficionados comenzaran a abandonar el estadio.