Y Simeone volvió a fallar
Era el cuarto año en que el Atlético de Madrid llegaba al menos a los cuartos de final de la Liga de Campeones de forma consecutiva, un hito que está al alcance de muy pocos equipos y que tiene nombre y apellido: Diego Pablo Simeone. El Cholo cambió la identidad (y la historia reciente) de un equipo en el que no hacía tanto que se peleaba por ganar la Intertoto para entrar en la extinta Copa de la UEFA. Basado en una defensa inquebrantable y un sacrificio que nadie ponía en duda, los rojiblancos han sido los que mejor han entendido año tras año cómo funciona la Champions League… hasta cruzarse con el Real Madrid.
Cuatro años en los que cualquier aficionado del Atlético está agradecido a Simeone pero que, a la vez, tiene muchas cosas que increpar cuando se enfrentaron a los blancos. Pocos entienden por qué fue Sosa y no Diego quien saliera en Lisboa a 'matar' el partido en una esquina, qué pretendía sacar el Atlético en los cuartos de final de 2015 con once jugadores (hasta la roja a Arda) colgados del larguero o cómo no fue a asestar el bocado definitivo a un Madrid tocado de muerte en la final de Milán. Pero lo de ayer fue distinto.
La actitud de un conjunto colchonero que jugó de negro lastrado por la incesante superstición del técnico argentino fue sorprendente para mal. Los jugadores parecían superados desde el minuto uno en intensidad, y eso sí que es novedad. 3-0 frente a un Madrid que pareció no necesitar siquiera meter su implacable sexta marcha. Con desventaja mínima se llegó al descanso y entonces el Atlético intentó plantar cara… pero Simeone movió el banquillo y ahí se alejó Cardiff. Poco más de diez minutos habían pasado de la reanudación. Nico Gaitán entró por un Saúl que estuvo desconocido en defensa y ataque, y Fernando Torres, que pasó totalmente inadvertido, mandó al banquillo a un Gameiro gafado pero que origina mucho más que el ‘9’. Correa no fue el salvavidas y Cristiano se ensañó con el peor Atlético que se recuerda en la era Simeone. Al menos en Europa.
A favor del Cholo cuenta el incesante apoyo que siempre tendrá de una afición que ahora se codea entre los mejores pero el escollo es grande, y se llama Real Madrid. La final de San Siro ya hizo que se tambaleara de cara esta temporada y, aunque para la próxima su continuidad parece garantizada, empieza a imponerse la corriente de que con él jamás se podrá superar al conjunto madridista en Europa, lógico, pero la gran mayoría coincide en que sin Simeone nunca volverá a haber un Atlético como este. Claro está su mérito pero no hay que ir con el freno de mano a la hora de criticar lo criticable y ayer el Cholo se volvió a equivocar. Otro año será.