España, a la final

Gran triunfo de España en la semifinal de la Finalissima ante Argentina, que se impuso en un cómodo partido donde al descanso ya iba por delante con dos goles de diferencia. El cuadro albiceleste intentó recortar distancias en el final, pero no fue suficiente. Campos, con un doblete, y el arquero Didac fueron los goleadores de este emocionante choque.

El partido no comenzó para Argentina de la mejor manera posible. Desde que el colegiado, Gean Coelho, pitase el inicio, la albiceleste vio cómo la marea roja comenzaba a dominar el encuentro. Argentina se vio muy sobre pasada, con Raya y Lozano muy activos en la punta de ataque. España jugaba a su ritmo, toques rápidos por el centro del parquet para encontrar la superioridad numérica en el dos para uno. Argentina aguantaba los embistes de la mejor manera posible, pero pronto llegaría la hecatombe argentina.

La zaga de la albiceleste no tiende a cometer errores en demasía. Claudino y Bolo son, por lo general, un seguro de vida atrás. Sin embargo, la primera mitad sería digna para el olvido. Sarmiento tuvo que aparecer en dos ocasiones antes del gol, pero nada pudo hacer para que España estrenase el marcador. Un Campos llegador sorprendió a toda la zaga albiceleste al llegar en segunda línea para rematar el rechace del arquero argentino. Un regalo que en el futsal del máximo nivel puede costar caro, y Argentina lo sufrió.

El primero de España no derribó los ánimos de los locales, firmemente decididos en busca de las tablas, pero viéndose en la dicotomía del nerviosismo de cometer más errores. La albiceleste lo intentó todo, pero se veía incapaz de abrir espacios en la zaga española. Los de Lucuix volverían a caer a la lona con el doblete de Campos. En una acción calcada al primer gol, el jugador llegaría en segunda instancia a rematar el rechace de Sarmiento en el corazón del área. Con casi todo el pescado vendido, Argentina se vio muy por debajo antes de llegar al descanso.

Con la puesta en escena del segundo tiempo, los roles del juego cambiaron de forma drástica. Argentina tomó la batuta del partido, arrinconando a España en su campo casi desde el primer minuto. La Roja aguantaba atrás. Los españoles veían a una albiceleste moribunda y ya sin nada que perder yendo con todo a por el primer gol. El seleccionador argentino pronto daría entrada a Basile para cumplir el rol de arquero y jugador y darle así una ventaja numérica los locales en el choque. Argentina sacaba todo su instinto animal, pero no era suficiente. Herrero amargó la noche a los argentinos, tapando en sendas ocasiones el uno para uno que lograba sacar la albiceleste.

Ya casi sin tiempo en el marcador, Argentina pecaba en errores en la construcción de juego. Errores de los cuales España intentaba aprovecharse con tiros de larga distancia al arco vació de la albiceleste. Como si de un juego de tiro al plato se tratara, España sorteó en tres ocasiones la defensa a la desesperada de Argentina para meter el tercero. Sin embargo, sería Didac el que transformaría el tiro de gracia con un espectacular golazo de portería a portería casi a tres segundos del pitido inicial. España logró domar a la bestia y se convirtió en digna candidata a este título de la Finalissima.