Molinas ilusiona a Boca
El juvenil del Xeneize aporta algo clave para el buen funcionamiento: pases y movilidad en el mediocampo. Llegó la hora de jugarse un pleno por él.

No debe haber muchos futbolistas que con apenas 21 años entren a una cancha y hagan jugar a su ritmo a todos sus compañeros. Los que lo logran son, de alguna u otra manera, diferentes. Por su técnica, por su ubicación, por la manera de tratar a la pelota y, por supuesto, por la injerencia que toman en el desarrollo de un partido.
Aaron Molinas, el flaquito que usa el número 16 de Boca, pertenece al club de los distintos. Apenas pisa el césped, la historia cambia. No es ni Messi ni Maradona, pero lleva consigo algo propio de los organizadores: la capacidad para pedir todo el tiempo el balón y distribuirlo por la mitad del campo de juego, acertando la mayoría de los pases. La palabra “achicarse” no existe en su diccionario.
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Lo ocurrido en el encuentro ante Rosario Central, que terminó con victoria del Xeneize por 2 a 1, es un ejemplo más para afirmar que este chico es cosa seria. El equipo se hundía con el 4-3-3 inicial elegido por el entrenador, las líneas estaban partidas y las ocasiones de gol habían sido muy pocas. Pero cuando el joven de Lomas del Mirador cruzó la línea de cal y saltó al terreno del Amalfitani, Boca fue otro. Las estadísticas personales, a veces un tanto frías, así lo demuestran: Aaron acertó 15/19 pases, dio 1 asistencia y ganó 6/10 duelos individuales.
Lejos de endiosar a un joven que todavía tiene un largo camino por delante, llegó el momento de hacerle un pedido a quien corresponda: Molinas tiene que estar. Porque cada vez que hubo buen fútbol durante el ciclo Battaglia se apostó por las sociedades en la mitad de la cancha para esquivarle, aunque sea por un rato, a las individualidades de turno que te salvan la ropa. Al fútbol no se juega con el DNI en la mano, sino con la bola en los pies.
