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Messi toca el orgullo argentino

“Seguramente sea mi último Mundial”. Las palabras de Lionel Messi en la entrevista de Star+ son un cachetazo del paso del tiempo. Una advertencia de que entra en el tramo final la carrera descomunal del juvenil del que hablaban todos, el que brilló en la Selección Sub-20, se consagró en la Mayor, se transformó en el mejor del mundo en Barcelona, rompió todos los récords y va por el trofeo que le falta.

Desde aquel fastidioso chico que miraba la eliminación en Alemania 2006 en el banco de suplentes en el que lo había dejado Néstor Pekerman, pasando por el que fue consolado por Diego Maradona en Sudáfrica 2010 o el que no podía disimular sus lágrimas de frustración en Brasil 2014, hasta el que no se halló en un equipo sin demasiadas luces en Rusia 2018. Todos esos ‘Messis’ tendrán solo una revancha más.

Y así como esa única posibilidad restante aparece como una presión adicional por estar frente a la chance de una derrota muy difícil de digerir, también puede resultar una inyección anímica para un grupo que llega envalentonado y que hizo del culto a su capitán una de sus banderas.

Antes de la Copa América, un plantel conformado por un puñado de futbolistas de experiencia y otros que forman parte ya de un recambio generacional en la Albiceleste se prometieron regalarle a Leo, que es visto como un par pero también como un ídolo, el título que se le venía negando. Así, se modificó la lógica del equipo que juega alrededor de Messi para reconvertirla en un equipo que juega para Messi.

El abrazo final en el Maracaná, con el 10 arrodillado recibiendo a todos los soldados de la tropa que encabeza, dio la pauta de una comunión sin precedentes. Los jugadores argentinos se alegraron por haber logrado el título más importante del continente, pero más aún porque consiguieron que lo ganara él.

Esa propuesta de contener y cobijar al líder futbolístico que se hizo consigna para los dirigidos por Lionel Scaloni será entonces en Qatar un mantra. Debe ser campeón, porque no habrá otra oportunidad para él de serlo ni para el resto de ofrendarle lo que merece.

¿Les habrá dicho antes a los demás que le queda una sola bala o se habrán enterado hoy mismo? De cualquiera manera, a poco más de un mes del comienzo, ya es un hecho que esta Copa del Mundo tendrá una carga emocional diferente. Para Messi, pero ahora también para sus laderos y para todo un país que empujará su sueño hacia la conquista final.