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QATAR 2022 | ARGENTINA

Messi... ‘¡Dos Mío!’

El 10 se entrenó al margen junto a los titulares y copa la atención en la resaca de Argentina tras la fundamental victoria ante México. Eso sí, los problemas de juego persisten...

Doha (Qatar)
Messi... ‘¡Dos Mío!’

Messi saltó con De Paul en solitario al césped de la Qatar University, en Doha. Detrás lo hizo el resto de componentes de Argentina. Apretaba el sol qatarí, la temperatura rozaba los 30 grados. No importó. Horas después de lograr una importantísima victoria ante México, la Albiceleste recuperó la sonrisa y la tranquilidad, aunque aún sigue con la soga al cuello. El único resultado que le clasifica seguro para octavos, de hecho, es la victoria el miércoles ante Polonia.

Argentina, y Leo, están aliviados por salvar la primera de las finales. Queda otra. Ese es el mensaje que quiso transmitir el capitán tras el partido y hacia sus compañeros. Se ganó un partido áspero y espera otro igual de duro. El Mundial es así. En cualquier caso, su felicidad, compartida con toda su familia, que está en Qatar siguiéndole, se pudo ver en el primer entrenamiento con el que preparar el duelo ante Polonia. La mejor noticia es que físicamente está bien, como se pudo ver en varios sprints ante México. Ningún problema.

“¡Dos Mío!”, tituló Olé haciendo alusión a los dos goles y a la figura de Messi, que es considerado un Dios para los argentinos. Su rendimiento, incluso en un día general discreto, es determinante. Su gol salvador cuando al equipo amenazaba con entrar en pánico resucitó a una selección con muchas dudas. Messi volvió a problemas del pasado. Según las estadísticas, el crack argentino recibió ¡23 veces! entre las zonas 1 y 2 del campo, es decir, entre la defensa y el ataque. Lo mejor del dato es que lo hizo más en la segunda parte (14) que en la primera (9). Messi marcó, asistió, recibió 5 faltas, hizo 3 conducciones y superó 1 ‘tackle’.

Asumió la responsabilidad y tomó las riendas en busca de una victoria trascendental, aunque en una posición que no le potencia. Demasiado atrás como para hacer daño, lejos de la zona de acción en la que él es decisivo. Guido fue un fiasco a la hora de elaborar juego, igual que lo había sido Paredes el primer día. Sólo la entrada de Enzo Fernández empujó a Messi hacia su zona más determinante. Ahí pudo recibir en la jugada del gol que desatascó a Argentina. Un triunfo revitalizante, pero que no esconde los problemas. Argentina sueña con Messi. Messi es Argentina.

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