Conoce la dieta secreta de Enzo Fernández

Enzo Fernández es uno de los grandes talentos del fútbol europeo y, por eso, grandes clubes quieren tenerle en su filas. Uno de ellos fue el Chelsea que mostró mucho interés por el argentino pero parece que las negociaciones se han enfríado en los últimos días. El gran juego que desprende el ex de River Plate en la cancha se debe, en parte, a su cuidado con las comidas.

El argentino decidió realizar una estricta dieta y solo se descuida un poco en los días previos a un partido. Eso se ha descubierto gracias al cocinero de la Selección argentina, Ricardo Ortiz, porque fue el encargado de alimentar al jugador. La relación entre ambos surgió gracias a Esequiel Barco, jugador de River Plate.

”Era una dieta muy restringida pero variada. Los carbohidratos se tenían que pesar en la balanza, era una cantidad de 120 gramos de arroz basmati, pasta integral o sin gluten. Todo se pesaba y se cocinaba”, afirmó Ortiz para Infobae. Comentó que consume entre 250 o 300 gramos de carne de res, cordero, pollo o pescado como fuente de proteína.

Añadió en Infobae: “La salsa era de tomate natural, no de lata. Le podíamos poner pimientos, por ejemplo, pero todo natural. En cuanto a las verduras, había de todo. Espinacas, brócoli, lechuga, escarola, col, que no le gusta mucho, pero yo comía igual. También los champiñones laminados”,

A Enzo Fernández, antes de irse a dormir, le recomendaron tomar té, pero no “lo tomó muy en serio”. “Llegaba del club y empezaba a entrenar en casa. Allí hacía el segundo turno. Venía un masajista, kinesiólogo o preparador físico. Era súper responsable. Quería superarse y sentirse bien siempre”, dijo Ricardo Ortiz.

Durante su etapa en Defensa y Justicia, el centrocampista argentino no estuvo a dieta. “Comía raviolis de jamón y queso antes de ir al campo de entrenamiento. Es una adicción que tiene desde su época en Defensa y Justicia. El cocinero de Defensa preparaba eso para sus jugadores con una salsa mixta. Le encataba y se lo comía el día antes de los partidos. Y no duele”, confesó el concinero.