SELECCIÓN ARGENTINA
Argentina tuvo su fiesta mundial
Luego de la consagración en Qatar, los campeones se reencontraron con su público en una jornada de fuertes emociones. Un festejo sin fecha de vencimiento.
Pasaron poco más de tres meses desde que Gonzalo Montiel cruzó su penal, dejó en ridículo a Lloris y confirmó que millones de argentinos serán felices de por vida. Las penas del alma se olvidaron para siempre aquel 18 de diciembre en Qatar, por eso el jueves hubo fiesta en el Monumental, donde no solo se celebró la obtención de la Copa del Mundo y se le gritó a Messi, sino también se confirmó que el fútbol puede borrar, aunque sea por un rato, los malos tragos.
Las calles y las tribunas se tiñeron de celeste y blanco. Padres y madres compartieron, por fin, la Gloria Eterna con sus hijos. Los abuelos volvieron a revivir tiempos felices. WOS entonó el tema que acompañó a los jugadores durante todo el Mundial. La Konga hizo mover las caderas, al igual que Los Totora. Los chicos de la T y la M pusieron el grito en el cielo y dejaron en claro que acá, como en Lusail, nos sobran los huevos.
La salida del elenco dirigido por Lionel Scaloni fue una verdadera fiesta: el “muchaaachos” bajó desde los cuatro costados de la cancha, el humo albiceleste decoró la escena, la emoción de los fieles erizaron la piel de propios y ajenos, y el “dale campeón” rompió cualquier garganta argentina.
La emoción del “Dibu” Martínez, quien no pudo contener el llanto mientras sonaba el himno nacional, fue la misma que la de los miles que se acercaron al estadio, pero también la de quienes siguieron este encuentro histórico por la televisión o pegados a la radio. Al fin y al cabo, además de lo futbolístico, una de las mejores cosas que tiene La Scaloneta es que juegan y sienten como hinchas.
Los años transcurrirán, al igual que los mundiales, las copas América, las Eliminatorias y el resto de las competencias, pero en la memoria del pueblo argentino quedará el recuerdo de haber visto al mejor jugador de la historia levantar el trofeo ante quienes desde hace tantos corren con él. Al fin y al cabo, algunas tristezas del alma se curan únicamente con la pelota.
La historia está escrita y ahora solo quedan dos cosas: defenderla y seguir agradeciéndole a este plantel que puso la bandera otra vez en la cima. De corazón, ¡gracias muchachos!