Para algunos es el 'Templo' de fútbol mundial, la cancha más temida. Varios de los mejores jugadores de la historia jugaron allí, otros querrían hacerlo. Su gente la hace especial, sus alrededores también. Conocemos más y mejor uno de los estadios más importantes del mundo.
Para muchos es un lugar sagrado, mágico, en donde van a descargarse y olvidarse de todos los problemas que pueda traer la vida. Las peleas familiares, algún encontronazo con un amigo o amiga, la separación de una pareja, las diferencias con el jefe en el trabajo y los líos económicos.
Algunos otros prefieren tomarla directamente como ‘su segunda casa’, ya que entran y se sienten a gusto, cómodos, como si volvieran al hogar de su infancia. Saludan a conocidos de tribuna, charlan de la vida y se preparan para gritar durante 90 minutos con el objetivo de que 11 jugadores respondan con creces dentro del campo de juego.
Están también los que la ven como un atractivo turístico y programan vacaciones a Buenos Aires solo para visitarla. Quizá entienden poco y nada de fútbol, no les interesa cómo marcha el equipo en el campeonato, pero no quieren irse de esta vida sin verla de cerca aunque sea una vez.
Por supuesto que también hablaremos de los que solo la toman como lo que es, un estadio en donde se practica el deporte más popular del mundo. Los que integran esta categoría no son más fríos que el resto, solo que asisten a ella para presenciar un duelo táctico entre 22 hombres que corren detrás de una pelota.
Los más sentimentales, los que buscan en ella un refugio, los extranjeros que llegan para experimentar esa sensación irrepetible y los amantes del fútbol. Todos se encuentran allí, en la calle Brandsen al 805, para disfrutar de la magia de la Bombonera, el estadio que hoy cumple sus primeros 80 años de vida.
La pelea contra el paso del tiempo, uno de los rivales más temibles, está ganada. Porque el Alberto J. Armando podrá estar cada día más grande, pero nunca perderá su mística ni pasará de moda. Esto se trata de algo eterno.
"Cuando dicen que tiembla, es verdad".
Hernán Crespo"Jugar en la Bombonera me encantó. Fue algo muy especial".
Messi"La verdadera caldera es la Bombonera".
Zico"Ellos empezaron a gritar y temblaron las paredes".
Ayala"Jamás sentí que sucediera un terremoto así".
Pelé"No se puede jugar, es una olla a presión".
MarquinhosCopa Libertadores 1978
El equipo de Juan Carlos “Toto” Lorenzo consiguió el primer bicampeonato en la historia del club y sumó una nueva copa a las vitrinas. Por primera vez, Boca ganaba la Libertadores en su estadio tras golear 4-0 al Deportivo Cali de Carlos Salvador Bilardo. En Colombia no se sacaron diferencias, pero en Brandsen 805 el Xeneize pisó más fuerte. Los goles fueron obra de Hugo Perotti x2, Mastrángelo y Salinas. Otro 28 de noviembre inolvidable.
Copa Libertadores 2001
Después del sufrimiento en los penales, llegó el gran desahogo. Boca barrió al Cruz Azul de México, fue bicampeón por segunda vez en su historia y festejó la única Libertadores que ganó Carlos Bianchi en condición de local. Oscar Córdoba, la gran figura de la noche. El rezo de Juan Román Riquelme, una imagen que quedó inmortalizada para todo el pueblo boquense.
Topo Gigio en La Boca
8 de abril de 2001. Juan Román Riquelme anota de cabeza ante River y realiza un festejo que todavía se recuerda. Parado frente al palco presidencial, en donde se ubicaba Mauricio Macri, el 10 xeneize se lleva las manos hacia sus orejas y emula al Topo Gigio. Un gesto de rebeldía que jamás será olvidado. “Festejé así porque le gusta a mi hija”, soltó entre risas.
El muletazo de Palermo
El hombre que hizo posible lo imposible se llama Martín Palermo. El 24 de mayo de 2000, el Titán anotó un gol inolvidable ante River y desató una locura extrema en la Bombonera. Era el primer partido que disputaba tras haberse roto los ligamentos de su rodilla el año anterior. Boca avanzó a las semifinales, donde batió a América de México, y luego fue campeón tras derrotar al Palmeiras en Brasil. Épico torneo.
Homenaje a Diego Maradona
“Yo me equivoqué y pague pero la pelota no se mancha”, dijo Diego en el medio del campo de juego de la Bombonera. La gente, emocionada hasta más no poder, coreó su nombre como pocas veces. El campeón del mundo 1986 tuvo su gran fiesta el 10 de noviembre de 2001, en el estadio del club de sus amores. “Muchos caudillos se cagaron acá”, soltó para cerrar su discurso. Inolvidable.
Alguno recordará los cuatro tantos a Deportivo Cali para ganar la segunda Copa Libertadores de la historia, otro se quedará con algún festejo de Diego Armando Maradona en el Metropolitano de 1981, estará también el que priorice el de Claudio Benetti para romper la sequía de 11 años sin campeonatos locales y por supuesto que alzarán la voz los que escojan el de Carlitos Tevez para arrebatarle la Superliga a River en la última fecha.
Sin embargo, con el perdón de los que no coincidan, me animo a decir que hubo un gol que se gritó más fuerte que todos y no fue ninguno de los que nombré anteriormente.
La noche del 24 de mayo de 2000, La Bombonera latió como nunca en su vida. El barrio más pintoresco de la República Argentina fue testigo de una fiesta jamás vista, en donde la gente se encontró con la gloria antes de la gloria. Boca humilló a River y lo sacó de la Libertadores. “De Boca no me preocupa nada. Es más, si ellos ponen a Palermo, yo lo pongo al Enzo”, dijo Américo Rubén Gallego, con un tono 'sobrador', en la semana previa al encuentro correspondiente a la revancha de los cuartos de final. El 'Tolo' había pisado el palito pero todavía no lo sabía. La venganza del Titán sería terrible e inolvidable.
Faltaban poco más de 20 minutos cuando Carlos Bianchi miró para el costado y lo llamó. Él se quitó la campera y corrió con la emoción típica de un hombre que no jugaba hace casi 6 meses por una rotura de ligamentos. Boca ganaba 1-0 y la serie se iba a los penales, pero la historia se torció desde que Palermo pisó el campo de juego.
A falta de ocho minutos para el cierre del partido, Juan Román Riquelme cambió penal por gol y decretó el 2-0 parcial que clasificaba a Boca a las semifinales. Aunque en ese entonces el delirio era total, lo mejor estaba por venir.
Con la 9 en su espalda, los rulos que tocaban el cuello y una serie de movimientos algo toscos, Palermo protagonizó el momento más emocionante en la historia de la cancha ubicada en Brandsen 805. Apenas recibió la asistencia de Sebastián Battaglia, a falta de 10 segundos para la finalización del Superclásico, Martín ya sabía lo que iba a hacer: controlar, girar una o dos veces, perfilarse y definir al palo derecho del arquero. Parece fácil y rápido, aunque fue difícil y lento.
Lo gritaron los abuelos que soñaban con volver a levantar la Libertadores. Lo gritaron los padres que querían vivir en carne propia lo que era ser campeón de América. Lo gritaron los jóvenes adolescentes que estaban cansados de tanto esperar para conquistar el continente. Lo gritaron los niños que, sin entender mucho, sabían que debían llenarse la boca de gol. Y también lo gritaron los que estaban alentando desde la bandeja más alta.
Ese gol de Martín marcó un antes y un después. No hay hincha de Boca que desconozca lo que pasó esa noche en el arco que da al Riachuelo. Los más grandes dictan la lección y los más chicos la aprenden para mantener viva la llama de esa jugada. Porque la Bombonera podrá cumplir 80, 100 o 500 años pero nadie volverá a hacerla estallar como lo hizo Palermo esa noche.
Durante sus ochenta años muchos jugadores grandiosos pasaron por La Bombonera y dejaron su huella. Desde Pancho Varallo a Palermo o Rojitas a Gatti, la magia de Maradona y de ahí a Riquelme y lo que él describió como ‘El jardín de su casa’, Boca tuvo grandes ídolos y todos brillaron en Brandsen 805. Algunos tienen su estatua en el Museo Xeneize situado en La Bombonera, mostrando el hincha su agradecimiento por las gestas conseguidas.
El Mono Navarro Montoya, un referente en la historia de Boca, charló con As y elogió al estadio que hoy cumple 80 años: “Jugar allí fue un sueño cumplido”.
El “Mono”, como lo conoce el mundo del fútbol, es el arquero xeneize que más partidos atajó en el Alberto J. Armando y guarda ese récord en lo más profundo de su corazón: “Para mí, la Bombonera es el escenario de mis sueños de niño. Yo iba a la cancha con mi papá y con mi hermano y siempre soñaba que algún día iba a jugar allí abajo, donde estaba mi ídolo, el Loco Gatti”.
Navarro Montoya, quien obtuvo 5 títulos con el buzo azul y oro, todavía recuerda el momento justo en que se producía el estadillo cuando el equipo pisaba el césped: “Es un escenario mítico, sin par en el mundo. Siempre digo lo mismo: entrar a jugar a la Bombonera es como llegar al cielo. Porque cuando uno va por el túnel y empieza a subir las escaleras, lo único que ve es el cielo y lo único que escucha es el ruido, el grito, los cantos. Es un escenario maravilloso”.
“Jugar allí fue un sueño cumplido”
Navarro Montoya
Sobre el cierre de la charla, el nacido en Medellín, Colombia, dejó una reflexión que también puede servirle a cientos de jugadores: “Todo futbolista que tiene la posibilidad de jugar en la Bombonera, tiene que sentirse privilegiado. Yo soñaba todas las noches con ser jugador de Boca y jugar allí. Por suerte lo pude cumplir”.
Hablar de La Bombonera es hablar de un símbolo del fútbol mundial. Un templo reconocido por todos aquellos hinchas de este deporte que viven alrededor del planeta tierra. Situada en el corazón del barrio, La Bombonera es una parte esencial del mismo. No se concibe el barrio de la Boca sin La Bombonera. Caminar por esas calles y encontrarte esas paredes pintadas de azul y amarillo, los hinchas haciendo la previa al partido en las calles de alrededor, cantando canciones, encontrándose con amigos, disfrutando de cada segundo. La Bombonera no solamente es la cancha, es una experiencia inolvidable, desde que llegás tres horas antes hasta que te vas. Por algo todos quieren visitar ese lugar cuando van de visita a la Argentina.
El debate de si hacer una cancha nueva o reformar La Bombonera siempre estuvo. Algunos decían que Boca necesitaba otro estadio, uno nuevo, que esté a la vanguardia, que entren 100 mil personas, que tenga un área comercial, un espacio para turistas. Otros, por el contrario, defendimos la reforma en todo momento. Siempre que se pueda hacer, claro. Opciones y alternativas hay. Quizá no entren 100 mil personas, pero entrarán 70 mil. Siempre algún hincha se va a quedar afuera de la cancha, porque el hincha de Boca es tan grande que siempre que pueda asistir a un partido lo va a hacer. No importa si viajando desde el interior, viviendo en La Boca o cruzando el Atlántico. Pero la historia hay que respetarla; y antes de las ganas de cada uno de asistir a la popular, está la historia del club. El club está por delante de todos, el escudo está por delante de todos. Si tenemos que sacrificar un día en la cancha, hay que hacerlo. El patrimonio del club son sus hinchas, su escudo, sus colores y su casa, su estadio.
Boca y sus hinchas tienen la suerte de tener uno de los estadios más envidiados del mundo. Envidiado por rivales, eh. Por los hinchas de otros clubes. Envidiado por jugadores de otros equipos. La gente de Boca es el alma del club, lo cual sumado a su estadio hace que se forme una dupla que no está al alcance de ningún otro equipo en el mundo.
Y eso, señoras y señores, no se puede comprar. Ni se puede crear. Una historia de 80 años no se puede tirar a la basura así porque sí. Hay que buscar todas las soluciones posibles, las mejores maneras para evolucionar pero siempre respetando un patrimonio y unos colores. No se olviden, de La Bombonera, no nos vamos.
El conjunto albiceleste también tuvo el privilegio de jugar en el estadio que hoy celebra sus primeros 80 años de vida. Repasá las estadísticas.
La Bombonera es la casa de Boca Juniors, pero también supo albergar al seleccionado argentino de fútbol. En diferentes oportunidades, el conjunto albiceleste hizo de local en el estadio ubicado en la calle Brandsen al 805 y las estadísticas arrojan un porcentaje positivo en cuanto a resultados.
En total, Argentina pisó 31 veces el césped del Alberto J. Armando: ganó 20 partidos, empató 9 y solo cayó en 2 oportunidades. La última vez fue en la previa del Mundial 2018, cuando con Lionel Messi a la cabeza goleó 4-0 a Haití. “Fue una experiencia hermosa”, dijo el crack del Barcelona tiempo después, en diálogo con TyC Sports.
Todos los encuentros de Argentina en la Bombonera
Fecha | Torneo | Partido |
29/05/1926 | Copa Chevalier Boutell | Argentina 2-1 Paraguay |
09/01/1937 | Copa América | Argentina 6-1 Paraguay |
14/11/1956 | Amistoso | Argentina 2-2 Uruguay |
20/10/1957 | Eliminatorias | Argentina 4-0 Chile |
24/08/1969 | Eliminatorias | Argentina 1-0 Bolivia |
31/08/1969 | Eliminatorias | Argentina 2-2 Perú |
08/01/1971 | Amistoso | Argentina 3-4 Francia |
27/07/1973 | Copa Castilla | Argentina 3-1 Perú |
09/09/1973 | Eliminatorias | Argentina 4-0 Bolivia |
07/10/1973 | Eliminatorias | Argentina 3-1 Paraguay |
27/02/1977 | Amistoso | Argentina 5-1 Hungría |
29/05/1977 | Amistoso | Argentina 3-1 Polonia |
05/06/1977 | Amistoso | Argentina 1-3 Alemania |
12/06/1977 | Amistoso | Argentina 1-1 Inglaterra |
18/06/1977 | Amistoso | Argentina 1-1 Escocia |
26/06/1977 | Amistoso | Argentina 0-0 Francia |
24/08/1977 | Copa Bogado | Argentina 2-1 Paraguay |
19/03/1978 | Copa Castilla | Argentina 2-1 Perú |
29/03/1978 | Amistoso | Argentina 3-1 Bulgaria |
12/06/1977 | Amistoso | Argentina 2-0 Rumania |
19/04/1978 | Amistoso | Argentina 3-1 Irlanda |
03/05/1978 | Amistoso | Argentina 3-0 Uruguay |
26/11/1992 | Amistoso | Argentina 2-0 Polonia |
16/11/1997 | Eliminatorias | Argentina 1-1 Colombia |
21/11/2012 | Superclásico de las Américas | Argentina 2-1 Brasil |
05/10/2017 | Eliminatorias | Argentina 0-0 Perú |
29/05/2018 | Amistoso | Argentina 4-0 Haití |